lunes, 28 de abril de 2008

Día del Libro, Día del Pavo


Como confiamos en el poder redentor del símbolo y en su empecinada y exhibicionista aleación de azar y tinta, inauguramos este blog detallando lo que ha sido una delas primeras acciones pavistas, la tournée que llevó a dos de los miembros del pavo a extender nuestro tornasolado mensaje a todos aquellos que participaron del día del 23 de abril, día del libro, a partir de hoy, Día del Pavo.

Si bien es cierto que juntos y en bloque, hemos estado conspirando a la vera de deltas de cemento, planchas mágicas que solo obedecen a las órdenes de directores de cine francés y en las que tanto se fríen orejas como que se cocina el mismísimo tiempo, o psicopizzerías siempre instaladas en la periferia de la provincia hiperbórea de Rueda, en esta ocasión y debido tan solo a la operatividad del pavismo borroka o pavismo de guerrilla, el Pavo Betemps y el Pavo Cuevas protagonizaron la incursión nocturna y alevosa que finalizó (con éxito) como toda noche debe finalizar, con brindis y glugluteos.

El objetivo de la misión era, aprovechando el despliegue comercial de los principales agentes literarios de la ciudad, distribuir dípticos, pósters y marcapáginas, por entre librerías, libreros, escritores y el solícito público que, aprovechando los canapés ofrecidos por las fuerzas vivas de nuestra literatura y sus rácanos descuentos, trufaban de líricos eructos la noche.

El trazo limpio de nuestra acción directa se planeó de antemano en la conspicua sede social alternativa de elpavoarcoiris. Mariano y Truffaut se encargaron de arengar con sus pláticas, siempre pírricas y subversivas, nuestros ya de por sí achampañados ánimos. Los allí citados a esa hora cruel de la tarde en la que “el día comienza a tejer su desmemoria”, Pau Roca, Luis Quintanilla y Luengo (Marqués de Leganés), Pilar (a la que vimos beberse casi de un trago un café triple con hielo ante nuestra taquicárdica estupefacción), el Pavo Betemps y el Pavo Cuevas, intercambiamos breves disposiciones tácticas y para enseguida dispersamos y poder encontrarnos más tarde, cuando el mundo, después de darnos a conocer, fuera definitivamente otro, un mundo mejor.

La primera parada fue en la librería “Arrebato”. Enseguida nos amedrentó la performance de DJs y la afluencia masiva de jóvenes que convertían en una extensión del mercado de Fuencarral la nueva y (tal vez demasiado) decorosa sede de aquel entrañable local en el que antaño florecían las polillas.
Resumiendo… se quedaron sin póster.

De “Arrebato” a “el ladrón doblemente armado”, donde fingieron no conocer al Pavo Altolaguirre y nos recibieron con tibieza y displicencia. En una pizarra se anunciaba la oferta (¿?) de gin&tonics ni más ni menos que a 10 Eurípides. Nuestra pavista reflexión en torno a unas aceitunas fue la de que en ese bar-librería tan pulcro no hubiera entrado ni uno de los autores muertos de todas las obras que allí se vendían.

Hasta ese momento lo más positivo de la experiencia había sido encontrar por el camino a viejos conocidos transeúntes impenitentes de la noche del día del libro (Día del Pavo) a los que no dudamos de informar de nuestra actividad. La respuesta fue, como suele ser, grata y acogedora. Eso conocido como “marketing cercano” terminará por convertirse en la respuesta atronadora a nuestros reclamos.

Alejándonos de Malasaña arribamos a la “Antonio Machado” en la que pudimos verle el traserote a esa pava conocida como Elena Medel (definitivamente “Mi primer bikini” es un texto pavista…). El Pavo Betemps consiguió colgar en la puerta de la librería uno de nuestros carteles (ver foto adjunta) y el Pavo Cuevas cedió a la tentación y compró un libro de ese enorme paleonto-pavo que es Alfred Jarry. De la misma manera y entre celofán y celofán aprovechamos la hospitalidad de la librería y su ágape y nos atufamos de vino a la salud de Don Antonio.

Inquietante encontrar en la sección de literatura infantil y juvenil un libro titulado “el pez arcoíris”…

Exaltados y de colores, partimos rumbo al Círculo de Bellas Artes donde se celebraba una lectura del Quijote. Si bien intervenir en el recitado, cresta en cabeza, y hacer una lectura de nuestro Manifiesto hasta que las fuerzas de seguridad nos lo impidieran, rondaba nuestras mentes, finalmente optamos por empapelar sus urinarios con los carteles del certamen, dejando a la postre inscripciones con consignas pavistas como “¡pavismo o muerte!” o “¡la patria es la infancia!”.

Por cierto. No podemos olvidarnos de que en el tablón de anuncios de la esa famosa librería gay Berkana dejamos también la huella indeleble de nuestro díptico.

De camino a la Casa del Libro tapamos cuantos anuncios de la llegada de Alan Pauls a la ciudad encontramos. Una vez en la Casa del Libro pudimos contactar con una de las vendedoras del área de infantil que nos prometió colocar un marcapáginas en cada libro que vendiera.

Apasionadamente le felicitamos el día de Sant Jordi y le regalamos un par de rosas con la mirada al despedirnos de ella.

A la salida tuvimos tiempo de enamorarnos de dos de las integrantes del Coro de Gospel de la Complutense (que amenizaban la soirée de los allí presentes), y sobre todo del baile irresistible del front man del grupo, aquel que por sus pintas supusimos delegado de la clase de 1º de Ingeniería Informática, pero que se movía como el mismísimo James Brown.

Luego Natalias, Gordalokas y Napolitanas… despalillados, estáticos y…

Amén.

Definitivamente el mundo es mejor desde que existe elpavoarcoiris.

jueves, 17 de abril de 2008

el pavo somos todos


¡¡¡el mundo es mejor desde que elpavoarcoiris existe!!!